domingo, 26 de julio de 2015

Tic-tac.

Y se para el tiempo.
Se paran las manecillas del verano.
Todo estaba tan calmado.

Van llegando los días en los que vives entre maletas. En los que piensas por un lado las horas que no vas a dormir, mientras que por otro lado te iluminas con las horas que vas a soñar. Llegan esos días en los que nada te para. Que las resacas te llevan en volandas y la fresca te inyecta vida a base de bien.

Se te pasan tantas cosas por la cabeza que cuesta no dejarlas escapar. Contrarreloj para reencuentros. Primeros soplos olor a trigo. Segundos soplos de amaneceres. Necesidad de despertar con Andrés Suárez cantándonos Imagínanos al oido. De encontrarnos entre sombras y claros musicales. 


Llegan esos días en los que desaparece el resto del mundo. En los que nos encontramos nosotros. Esos días en los que solo vivirías de noche. Esas noches en las que buscas una luz cuando todo se tiñe de negro. Esa fuerza con la que estos meses nos tienen ganados.

Adicciones más fuertes que cualquier droga en forma de acordes acústicos frente al mar. Hacerlo despacio viendo atardecer entre olas y calma. Hacer tanto el ridículo que el mundo te quiera más por ser aún más especial. Contarle a las gaviotas como se echan de menos tus curvas.

Demos la bienvenida a las caras de sueño. Tengamos la suerte de disfrutarnos. 
Aprovechemos el tiempo.