miércoles, 29 de junio de 2016

The Sweetest Thing.

No se me quita de la cabeza. Lo sé, sé que vais a empezar con el recomendado "Venga ya, ¿otra vez con esas?", "No me lo puedo creer, ¿pero no te habías olvidado ya de ella?", "Ya estamos de nuevo...", y es normal. Mea culpa. 

Hoy toca. Se cumple un año de tus felices 24 horas y yo escribo porque me calma. Respiro igual que siempre pero más lejos, más lento cuando me distraigo y más rápido al saber de ti, pero al fin y al cabo, igual. Llevo todo el día escuchando U2, no esperaba encontrarte allí, ¡sorpresa!

También he leído cartas que olían a infancia con tintes de adolescencia juvenil, y me ha gustado volver a descifrar esas palabras. Bendita escritura a mano, bendita firma ilegible final. Todo me ha hecho pensar en historias interminables que hablan de sexo y malos ratos a partes alternas. Relatos inspirados en películas recomendadas por tardes de domingos pasados. Bailes que no van a llegar. De momento. Qué bien saber que bebes los vientos por tu nueva alegría. 


Felices 48 horas acumuladas, que ya van dos. Y uno se acaba amoldando a base de meses sirviendo a la nobleza. Esa que hace doce recibía un mensaje servicial. Que debía sonreír hasta hartar su mirada de ganas de gritar. Que debía gritar si lo necesitaba, con fuerza, con ánimo y con voces de vientos veraniegos. Una clase única de ninfa. De las que desaparecen entre la neblina para guiar tus sueños.

Descálzate y baila. Desnúdate y siente el tacto del recuerdo. 
Brilla hasta que en alta mar te vean.

Y ya sabes que lo esencial es invisible a los ojos.
Con eso respiro.

viernes, 17 de junio de 2016

Que no despierten.

Tratemos de no hacer ruido, andemos descalzos y de puntillas entre las sombras. No es cuestión de evitar golpearnos con algún borde colocado en mal lugar, porque cuanto más pendientes estemos, más seguro estoy del golpe. Y el dolor será tremendo.

Cuidado con relajarse con el buen tiempo, que ahí siempre hay fuego. Monstruos escondidos creciendo por momentos, por desprecios, por gestos nulos, por dejar los momentos quebrarse al viento. Los excesos desproporcionados. Los muchos latidos apagados cerca de mi. 

Terremoto entre polos semánticos, entre tus prisas y mis calmas. A contratiempo y contracorriente. Como dos tramos de camino que se separan para entrecruzarse veinte veces más adelante por el denso tramo de bosque. Donde no llega la luz, donde no llega tu sonrisa cansada. Donde la luna se llena de ganas por irse de fiesta entre estrellas iluminadas.

Conciertos que se nos hacen eternos, subida a hombros como las nuevas ediciones de princesas reales. Como la más brillante de todas ellas. Secreto entre ambas buenas corazonadas.

Espero y deseo que este tiempo estancado en barro, como rueda que intenta salir del badén de una comarcal cualquiera, se pueda limpiar. Que vengas con ganas de sacarnos la espina y arrancar sin motor el universo parado. Que seas consciente de lo que espera al otro lado de la cama. Que seas ella, y que ella se convierta en ganas.

Quita la sábana, no la necesitas, es verano y el mágico viento de levante se presenta con tiempo para hacerte bailar. Sigue su compás, vuelve a vivir dentro de nosotros, de nuestro mundo que dejaste por momentos en stand by. Disfruta de nuestra vida.

Perdón por las canciones a deshora y los instrumentos sonando a través de mis dedos. No es momento, tampoco tiempo de descuento. Aprovecho.