viernes, 7 de diciembre de 2018

Por favor, lucha.

Por favor, lucha.
Da tu último aliento por la causa, es necesario.
No hay dolor más grande que esa sensación de no haber dado el resto.

Trabajemos el lado bueno.
Lo positivo del momento, del viaje, de lo eterno.
De lo malo solo sacarás escombros que taladren tu pecho.
Ese no es el juego.

La memoria del que ha tenido la suerte de vivirlo.
Cuántos pasan su vida buscando nuestro quejidos.
Valora el día en que juré darte todo lo mío.

Lo bueno ayuda, lo malo nubla. 
Escoge bien, por favor.
Juntos sin dudas

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Gama de grises.

¿Por qué titubeamos? Empiezo a cuestionarme hasta mis años.
¿Por qué brindamos? Tardamos en tenerlo y ahora ni nos acordamos.

Partamos de que esto no iba así, esto iba de otras palabras. Otra persona, otro momento. Iba a hablar de paraísos artificiales, de caos entre tanto resto, y sumo sin buscarlo. Alrededor de un viaje en tiempo y espacio jodidamente interesante. Trago saliva y cambio de rumbo, brisa costera, sí, esa que viene del mar, que termina en rima con medicina, ¡qué ironía! Ya no rima, al menos en tímpano herido, porque el eco daña a cada esquina que doblega y no, ya no estamos en esas.

Parafraseando a un capo, nunca has sido con la que he estado, eras con la que era, y punto. Eso te hacía única, en todo. Sabías de que pata cojeaba y la zancadilla salió sola. Sin previo aviso y con incógnitas por despejar en mi cabeza. El tiempo vacío, balanceándose en el trampolín de tus conversaciones con la almohada. La mentira para ambos, sin dudas para dentro, con rutina para fuera.

Solo respétame y espera que haga del verso lo que hicimos juntos esa vez. Taquicardias envueltas en halos de electricidad inquieta. Tanto rato en vano esperando tu mordisco que al final lo confundo con el filo de la hoja que dejaste hecha añicos. Nos saltamos las normas de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, sin dejar ni las migas, pero nos quedó hambre por liquidar. El desenfreno frenó en seco. De cien a cero, como la cuenta atrás del ciego.

Pequeño momento, ¿cómo puedes tener tanto talento?

El no saber el centro del universo condiciona estos versos. Huérfanos de rincones escondidos en el cuento. Ese que salió de un parque a principios de mes correcto. El octavo contando enero, el primero en mi recuerdo. Las carantoñas y los goteos fueron reales en invierno, para eso otoño sí es buen consejero. Tratándose del resto me imaginaba algo de esto, pero no entre tu espalda y mi pecho.

Espinas de color feo, un gris tirando a añejo. Hacía tiempo que no desempolvaba esto y qué rabia que sea por algo cierto. Confío en la magia, en su don de gentes, en saber estar y en estar presente. Hay un hilo rojo colgando de tu meñique y atado a mi pecho. Para que ningún tornado, provocado por mariposa, separe lo que unimos y abrazamos. Lo sabe hasta el más necio, todo en esta vida tiene su precio.

Espero que vuelas.