miércoles, 25 de noviembre de 2015

Con la letra i.

De familia que merece la pena. Esa extraña sensación de que estas cosas no deberían pasar a esas personas. Que aun cuando todo parece triste detrás, tienes su sonrisa delante. Sus vocecillas ocupando aire y sus idas de pinza para hacerte reír. El trato con el tiempo que el sabio no consiguió entender. Porque la suerte debería estar de su parte. Mejor, la suerte debería ser su fiel servidora.

Y me dicen que con la letra i, para poner énfasis en su llamada. Para gritar y que el momento las entienda. Que conste en acta que lo suyo es un estilo distinto de magia. Es un estilo fino y a la vez sencillo. O brusco y tierno. Quién sabe. Sólo sabemos que no deberían faltar nunca, al menos, y siendo egoísta, a mi lado. Porque animan incluso cuando toca que sea al revés, porque alegran, y se refleja en sus pupilas de bonitos colores la sinceridad hecha palabra. Que suerte saber de gente que nunca te miente. Que suerte que pueda compartir días con su peligro. No sé que haría.



Que si una te ayuda con tus sueños, se mete en ellos, la otra con sus pequeños vértigos. El sonido del silencio, qué lento fluye cuando quiere el frío. No os rompéis por miedo, le hacéis vivir. Algún día tocaremos la guitarra con buen tiempo. Una lenta, cuestión de ponernos de acuerdo.

Si todo estaba pensado, si con la letra i se os llama mejor, entonces, acudid.
Que siempre os esperamos. Siempre os espera.
Siempre estaremos juntos en la espera.

Benditas superhermanas.

martes, 17 de noviembre de 2015

A favor de corriente.

Y es que sí, soy mucho de manías. Me desbordo. Pero me desbordo sabiendo que sólo yo puedo poner más altos los muros de contención. Y eso, es un regalo. Ya dije en su día que valorásemos todo. Es cuestión de tomar decisiones acertadas, chupitos destilados y giros a favor de corriente. Siguiendo el confeti. Muchos más misterios, menos certezas, que ya decía el micro que duran de forma relativa. Os soy claro, hoy tengo nudo en mis manos y juraría que parte de euforia noqueada en el primer asalto. Es tarde. No nos juzguemos.


Todo encaja si del primer suspiro de la mañana se mira hacia la noche. Que sueñes con norias de septiembre. Con verdes a oscuras. Son fáciles los movimientos de mi rutina. Pero no me da la gana pensar que nada es para siempre. Que se cierre todo. Que no nos queda nada sin palabras, sin mentes cansadas por dar el total de nuestra parte. Podemos tornar malas caras y comentarios a espaldas por silbidos y ritmos de sonidos ausentes. No vamos a perdernos.

Por tocar su mente durante un segundo, muevo el presente de este a oeste, sin brújula que nos oriente.

Pongámonos en números pares. Me vuelvo loco. Gracias. Dúchate caliente, con tiempo, que condense, que salgas en niebla, que desprendas brillo. Escríbeme en el espejo un mensaje. Tierno, obsceno. Tontea con clase conmigo. Mira a ver si hay algo que sabes que ahí estará. Piénsalo. Define el trazo.

Sintoniza y reordena tus lazos. Ilumina las escaleras al frió mundo que aguarda tramando su jodido oscuro plan. Existen los Reyes Magos. Seguid creyéndolo. Os da calor.

Todos los vicios que llegamos a idealizar.

Destroza de raíz los regalos de tu dolor, desnuda tus tratamientos psicóticos, que vuelan fino.

Y ahora sí, grita a salvo, grita con rabia. GRITA, ¡GRITA!

sábado, 14 de noviembre de 2015

Dónde acabará esto.

Basta ya. BASTA YA. Cuando toca de cerca se ve con otros ojos. Tristemente me suelo incluir. Será la absurda comodidad que por gracia nos rodea por estos rincones del mundo. El pellejo de otros que por pura injusticia lo viven a flor de piel. Y no, por favor, que termine ya todo esto. 

No se puede uno acostar con los ruidos de sirenas, de las que no indican nada bueno, y gritos de personas de esta forma. No. Son personas joder, como tú y como yo. PERSONAS. Poco debería importar calificativos autoimpuestos al nacer. Quiénes somos nosotros para que nos impongan algo.

¿Quiénes merecen ser escuchados así?
Nadie, repito, NADIE.



Escribo esto únicamente porque no merecen ningún otro gesto estos horrores que el estar unidos más que nunca. Pero no como naciones. Como mundo. Seres humanos en contra de estas injusticias sin horarios, al azar. Como bloque somos imparables. No tengo ninguna duda. Sólo cuando nos unamos como grupo único a lo largo de ambos hemisferios valoraremos cada segundo de suerte que es la vida. Jamás debe ser arrebatada por el egoísmo mental de una minoría. Porque sí, todo lo que no sea parte de ese grupo único de personas racionales, es minoría. Somos más los que tenemos dos dedos de frente, que preferimos salir sin miedo por el centro de una maravillosa ciudad, ir a un concierto con tus amigos o ver un partido de tu país para disfrutar de ambiente y noche. Para eso nos dieron la vida. Para aprovecharla. Pero sobre todo, y mucho más importante, para vivirla como cada uno elija.

Que no vaya a más por favor. Cierren filas. Acabemos con esto. Con pequeñas aportaciones, somos más. Se ha demostrado lo que situaciones como esta genera en el mundo. Colas enormes de gente con pancartas, llenando calles y avenidas en las ciudades-emblema demográficas. Que escuchen. Todos estamos gritando. Basta ya.

Lejos de las palabras de injusticia. Mi más sincero apoyo. Rezo por París, como he leído por aquí esta noche a todas horas. Rezo por París porque así lo siento, pero también por el resto de puntos del planeta que necesitan más avenidas inundadas por personas a diario. Necesitamos que se corra la voz que ellos también necesitan. Tristemente es la misma situación. Intentemos no olvidarnos de nadie. 

Descansad en paz ya que en vida no os dejaron. 
Sin fronteras somos uno.

Écoutez-nous, sans frontières nous sommes un.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Mi caja fuerte.

Os presento mi caja fuerte. Mi saco cosido a mano de las mil cosas que guardo. Pero no os quiero mentir. Lo hago con miedo. No, tampoco es miedo. Es un peligroso autoconvencimiento de ir por el buen camino, de seguir el norte correcto de la brújula, de no perderme por la noche. De saber calentarme al amanecer. Entre buenas manos, entre buenas costumbres de personas que sepan. Entre personas que quieran.



Te guardo en mi caja fuerte. Porque sí. Tengo mis razones, confía. Eres en sí una de las mismas razones. Pero vuelve o la tendremos. Corre. Vuela.

El borrador de estas palabras no era para esto. Era triste. Tenía el titulo. Poco más. Es curioso ver que de la nada cambien las cosas. Que los temas que se clavaban a conciencia como estacas, de un plumazo, de una canción en acústico se pase a una alegría envuelta en la ilusión del que confía en seguir teniendo a alguien grande al lado, un poco lejos. De momento. Repito, corre más rápido. Vuela con ganas.

Y mientras escribo, escucho. Porque me ayuda a calmar las ganas de todo lo que por mis temblares de pierna izquierda sale y no puedo disimular. Me siento con fuerza. Me siento con mucha fuerza según avanzo estas líneas dejando palabras hechas con mis mejores letras. Lo mejor que puedo dejar a estas horas. Me siento tan tan fuerte que ¿sabes? Quiero correr. Quiero volar. Nos encontramos a mitad de camino.

Lo pronto que se cambian los malos por buenos sabores, y qué putada que a veces también sea a la inversa. Para eso tenemos nuestra caja fuerte. Guardad lo esencial. 

Y lo sé, soy un "malqueda". No os he contado todo lo que guardo en la mía. Soy consciente. Disfrutad de la vuestra. Nunca tendréis rincones más seguros para vosotros que vosotros mismos. 

Y a ti, gracias por ocupar parte de mi rincón.