martes, 24 de enero de 2017

Veintitrés.

Número par y a final de mes, esperando ser esperado con ganas. 

¿Qué mejor forma de llegarte cerca estando lejos que a través del tiempo?

Suerte de poder dedicar tiempo para ella, se lo merece. Realmente se merece la alegría y fuerza con la que vive días y noches inacabables. De nuevo, y esta vez, suerte para mi de haber coincidido. Historia irreemplazable y recuerdos para ti. Siguen sonando fuerte tambores de guerra al atardecer, que desde la orilla como que sienta mejor el viento de levante. Hablamos de Valley, de mujeres de verde, de veranos con forma y estado. Pedazos de sensaciones encontradas entre días de nervios y euforia competitiva, entre bailes en el aire y mares de risas cómodas incorporadas al viaje. Y todo esto, desde hace ya ni se sabe.

No se me ocurría mejor camino con el que dedicar el valor que mereces que éste. Por la ilusión de leerme en agosto, por la importancia de tus pequeños significantes veintitrés, por brindar dentro de poco y por estar siempre ahí. Empeño mutuo, yo me encargo.

Deseo de que el universo te cuide tanto como mereces, que te enseñe que aún te queda por reír, por descubrir nuevos paisajes y gritar al vacío cuando necesites. Que sigas tu filosofía de no arrepentirte de nada, ¡nada de pensar en el mañana! 
Seguir así.

Un pedazo de ti para este cada día más amplio cuaderno. Notas escritas sin apenas tiempo para intentar igualar despedidas sin fin. Sigue sonriendo, pues así haces feliz. Disfruta del momento, que es mejor soñar así. Suerte de poder seguir, suerte de poderte escribir.
Suerte de tus nuevos veintitrés. 
Suerte de ti.