viernes, 17 de junio de 2016

Que no despierten.

Tratemos de no hacer ruido, andemos descalzos y de puntillas entre las sombras. No es cuestión de evitar golpearnos con algún borde colocado en mal lugar, porque cuanto más pendientes estemos, más seguro estoy del golpe. Y el dolor será tremendo.

Cuidado con relajarse con el buen tiempo, que ahí siempre hay fuego. Monstruos escondidos creciendo por momentos, por desprecios, por gestos nulos, por dejar los momentos quebrarse al viento. Los excesos desproporcionados. Los muchos latidos apagados cerca de mi. 

Terremoto entre polos semánticos, entre tus prisas y mis calmas. A contratiempo y contracorriente. Como dos tramos de camino que se separan para entrecruzarse veinte veces más adelante por el denso tramo de bosque. Donde no llega la luz, donde no llega tu sonrisa cansada. Donde la luna se llena de ganas por irse de fiesta entre estrellas iluminadas.

Conciertos que se nos hacen eternos, subida a hombros como las nuevas ediciones de princesas reales. Como la más brillante de todas ellas. Secreto entre ambas buenas corazonadas.

Espero y deseo que este tiempo estancado en barro, como rueda que intenta salir del badén de una comarcal cualquiera, se pueda limpiar. Que vengas con ganas de sacarnos la espina y arrancar sin motor el universo parado. Que seas consciente de lo que espera al otro lado de la cama. Que seas ella, y que ella se convierta en ganas.

Quita la sábana, no la necesitas, es verano y el mágico viento de levante se presenta con tiempo para hacerte bailar. Sigue su compás, vuelve a vivir dentro de nosotros, de nuestro mundo que dejaste por momentos en stand by. Disfruta de nuestra vida.

Perdón por las canciones a deshora y los instrumentos sonando a través de mis dedos. No es momento, tampoco tiempo de descuento. Aprovecho. 

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