lunes, 23 de marzo de 2015

De tinta o grafito.

Son las palabras que no se dicen las que más penetran en la piel. Las preguntas que se inhalan las que te hacen toser. Las respuestas insonoras las que más eco provocan. Todo lo que vivimos vale la pena guardarlo. Guárdalo por los dos, pues escribimos compartiendo mano. Vivimos por los sentidos del otro. Impulsados a hacer tonterías constantemente por los latidos de su corazón. 

Nada mejor que los recuerdos arrastrados a tu pecho por la marea de una canción. Detalles que conoces sin venir a cuento. Ese hoyuelo de tu sonrisa que te delata las ganas de todo lo que me harías. El saber que si me muerdes la oreja no respondo, o que acariciando con mi lengua tu cuello desabrocho tu sujetador. Son cosas que se graban. 

Suerte que la corriente trae recuerdos y puede llevarse los restos. Hacer que el grafito se convierta en polvo. Que con el tiempo seas la que lo sople para no volver a tocar. 

Que los pellizcos de tus dientes retumben con permanente en mi cuerpo. 

Diferencia de una vida a tinta, marcada a muerte. Tu espalda desnuda como lienzo, y como suerte.

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