lunes, 28 de septiembre de 2015

Quizás sea eso.

Ellos seguían hablando mientras el viento se enfrentaba a sus cuerpos. Las heridas que con el tiempo curan. Con el tiempo que te comparten. Porque de lo que sí se gana es de claridad. De ver la gente que se rasga la camiseta para ponértela de torniquete. Que admiten que no saben lo que dolió, duele o dolerá, pero que se esforzaron, esfuerzan y esforzarán para que tú lo olvides. Para sacarte las balas, para curarte las puñaladas o para limpiarte el alma. Porque quizás sea eso.

Rápido pasa el tiempo, y pasa tan veloz porque ir con los ojos vendados es lo que tiene. Que dependes ciegamente de la mano que agarras. El único apoyo terrenal. Y de eso ha pasado el año. De tu mano y de la de ellos. De un esfuerzo, de un "Confía...", y de muchos "A menos diez donde siempre!". Es momento de escribir y que ninguno probablemente lea. Pero gracias.



Que ninguno cercano lo sufra, porque es más de lo que se aguanta con los hombros. Es dolor en sueños, y sueñas. Sueñas, aún, con el tiempo. Y a veces sana. Hoy, lunes, escribo por no tener que escribir esto. Por las amargas buenas noches. 

Porque por estos días recuerdes lo que somos. Antes de lo que siento.

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