jueves, 1 de octubre de 2015

Dejémoslo de lado.

Vamos dentro. Dejemos de lado los gritos del viento. Los nervios y las caras largas. Las razones de antes y las excusas de luego. Las ayudas piadosas de bandera blanca en mano. Los planes sin sentido. Vamos dentro, hagámoslo lento. 

Esto funciona como un concierto. Cuando las luces se apagan, la música suena. Que el mundo grita y tú en tu jodida cabeza intentas parar el tiempo. Poner en pausa los acordes de instrumento empolvado. Descuidar al universo un par de minutos. Que te los mereces. Que no olvidas. Dejemos de lado los pogos, los aplausos obligados.



Que no es fácil, ¡claro que no es fácil! Que no todo vale. La cuenta atrás para vernos cuesta. Pero tiemblas, de verdad, espero que tiembles mucho. Tanto como te sueño cuando duermo a la intemperie en verano. En cualquier pueblo, en cualquier sombra, rodeado de gente que brinda conmigo. Dejemos de lado los tambores de estaciones con frío acompañado. Cámbialas por escapadas a tus rincones de los sábados.

Inspirarse en canciones. Fumarse algo a tu salud. Ironías con encanto. 
Dejemos de lado el controlar nuestras tramas de tanto en tanto. 
Nada importa lejos de tu ojos, capaces de calentar el invierno.
Brillo dorado en la piel. 

Dejémoslo de lado.
Dejémoslo todo de lado. 
Todo menos a ellos. Todo menos tu cuerpo. Todo menos nuestro tiempo.

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