domingo, 2 de octubre de 2016

Si estás atenta.

Si estás atenta el verano ya ha acabado.
Si estás atenta la verdadera suerte puede estar bajo las hojas que cubren el suelo en octubre, o bajo su piel arropada con sábana al calor de una tarde de domingo.
Si estás atenta no hay frió que no abarquemos.

No hay cenizas para una historia que aún tiene llama.

No hay dobles intenciones a contracorriente ni pestañeo comprometido. 

No hay calma, porque dejó de haber tormenta por suerte.

Si estás atenta en otoño solo llueves a través del ventanal.

Solo caminas descalza para sentir el contraste de la baldosa y tus latidos.
Si estás atenta la noche no termina.
Si estás atenta puedes leer entre lineas.
Si estás atenta piensa en esos momentos que no vuelven.
Si estás atenta esto pasa sin darnos cuenta.

Si estás atenta podrías oírme en la distancia, en sueños.
Si estuvieses atenta, y encima aquí, no respondo.



Una sobredosis aguda, un viaje a ninguna parte para recorrer mundo. Tratándose de ti llegará pronto, pero hasta entonces se pueden disfrutar los momentos a cortos sorbos. El justo e innegable placer de estar presente en ese acústico que a veces pasa y, la mayoría de veces, no. Tener calor y no llegar a verte. Oír y sentir los golpes de las letras de esa canción que te ayuda a recordar cuándo terminó todo y comenzó la suerte. La poca desgana con la que ya no sueño o las llamadas de atención de las alarmas en tus gestos.

Está bien. Todo en calma, menos trabas y muchas, muchas más resacas.
Y es que se te da bien tentar, jugar con mi cinto; decir que ya no es lo mismo, es mejor.
Ahora se puede tentar a malas y disfrutar a oscuras porque total, solo son gestos y, por supuesto, ya no hay dudas.

Felices Domingos.

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