martes, 17 de noviembre de 2015

A favor de corriente.

Y es que sí, soy mucho de manías. Me desbordo. Pero me desbordo sabiendo que sólo yo puedo poner más altos los muros de contención. Y eso, es un regalo. Ya dije en su día que valorásemos todo. Es cuestión de tomar decisiones acertadas, chupitos destilados y giros a favor de corriente. Siguiendo el confeti. Muchos más misterios, menos certezas, que ya decía el micro que duran de forma relativa. Os soy claro, hoy tengo nudo en mis manos y juraría que parte de euforia noqueada en el primer asalto. Es tarde. No nos juzguemos.


Todo encaja si del primer suspiro de la mañana se mira hacia la noche. Que sueñes con norias de septiembre. Con verdes a oscuras. Son fáciles los movimientos de mi rutina. Pero no me da la gana pensar que nada es para siempre. Que se cierre todo. Que no nos queda nada sin palabras, sin mentes cansadas por dar el total de nuestra parte. Podemos tornar malas caras y comentarios a espaldas por silbidos y ritmos de sonidos ausentes. No vamos a perdernos.

Por tocar su mente durante un segundo, muevo el presente de este a oeste, sin brújula que nos oriente.

Pongámonos en números pares. Me vuelvo loco. Gracias. Dúchate caliente, con tiempo, que condense, que salgas en niebla, que desprendas brillo. Escríbeme en el espejo un mensaje. Tierno, obsceno. Tontea con clase conmigo. Mira a ver si hay algo que sabes que ahí estará. Piénsalo. Define el trazo.

Sintoniza y reordena tus lazos. Ilumina las escaleras al frió mundo que aguarda tramando su jodido oscuro plan. Existen los Reyes Magos. Seguid creyéndolo. Os da calor.

Todos los vicios que llegamos a idealizar.

Destroza de raíz los regalos de tu dolor, desnuda tus tratamientos psicóticos, que vuelan fino.

Y ahora sí, grita a salvo, grita con rabia. GRITA, ¡GRITA!

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