lunes, 12 de enero de 2015

Salvémonos lo que podamos.

Un querer y no poder. Un poder y no ceder. Es imposible elegir lo que se nos ofrece día a día. Es posible elegir ese día a día.

¿Por qué no al levantarnos cada día empezamos con una pregunta? Antes de poner ese temido primer pie en suelo firme cada mañana, antes de ese gusto molesto del primer bostezo en condiciones, antes del primer malestar madrugador. Antes de darse  cuenta del día que es, del "¿dónde coño estoy?" de cada domingo, del primer olor a frío exterior. Antes de todo eso, una pregunta: 

"¿Y por qué no...?"

Nos necesitamos. "Si no se dice no duele", já. Necesitamos de algo que nos empuje, una meta, un sueño, el aire de verano desde la terraza, tú.


Todo lo que nos queramos dar será bien dado. Bien aceptado. Bien recordado. Bien cuidado. Bien guardado.
Todo lo que no nos queramos dar, será nuestro. Será nuestro hasta que lo compartamos. Porque si tu confías, yo te sigo. Si no aceptas, la pregunta te quitará del día que comienza cada 24 horas. Todo es fácil, suave y deseado cuando abraza y no duele, o cuando duele abrazando alegría. Nos tendremos hasta que nos queramos seguir incluyendo en esa pregunta. 

+¿Y por qué no juegas?
- Porque necesito ayuda. Salvémonos lo que podamos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario